La inacción del Ministerio del Ambiente solo beneficia a los traficantes de iguanas y sus socios locales
Con sorpresa vemos que ha cumplido parcialmente la sentencia dentro de la Acción de Protección No. 17230-2022-13416, que data del 3 de octubre del 2022. Las disculpas públicas hacia nuestro editor Franklin Vega y nuestro abogado Milton Castillo son la parte menos importante de la sentencia.
Lo que pedimos, tal como lo indica la sentencia, es que se incremente la protección a las iguanas de Galápagos (Conolophus spp.) y se restringa su comercio mundial mediante el cambio de Apéndice La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) del 2 al 1; con esto las exportaciones de iguanas solo se autorizarían por excepción y no como hasta ahora.
En el 2022, según CITES, se han comercializado 22 iguanas, de las reportadas en esta plataforma. Tenemos indicios de por lo menos 8 iguanas más que ingresaron a Indonesia en el 2023 y que aún no aparecen en la base de datos de CITES. Multiplique el número de iguanas por un valor promedio de 30.000 cada una y tendrá que solo las iguanas con documentos CITES representan cerca de un millón de dólares, sin contar con las iguanas rosadas que se ofertan por 500.000 dólares y eso de no habla de las que mueren en el camino mientras son traficadas. Las evidencias de este contrabando las expuso en junio del 2022 la Armada del Ecuador con el decomiso de 5 iguanas de Galápagos adultas y 85 tortugas frente a la costa de Santa Elena.
Además, solicitamos una revisión de los procedimientos de CITES de cada país para autorizar este comercio. No es lo mismo intentar comercializar una iguana de Galápagos en Italia que en Suiza, Indonesia o Mali. En Italia, por ejemplo, los funcionarios de CITES exigen todo el “historial” de las iguanas “criadas en cautiverio” y las de sus padres con sus respectivos permisos; mientras que, en Suiza o Indonesia basta que se indique que se nacieron de animales en cautivos, sin que se verifique su origen. Lograr esto requiere de la voluntad de los ministerios de Ambiente y Relaciones Exteriores, de un proceso largo de negociación y sustento científico en foros internacionales donde el Ecuador participa.
¿Quién paga estos análisis y sustentos? En Galápagos, por lo menos cinco ONG internacionales realizan monitoreos y estudios sobre las iguanas y que recolectan fondos internacionales para proteger a estas y otras especies. Bastaba que Ud. como ministra solicite o disponga a las ONG que aporten para desarrollar consultorías con esta finalidad.
Ud. como representante de todas y todos los ecuatorianos, “dueños” y responsables de las iguanas y de las Galápagos, tiene la autoridad para pedir ayuda en la protección. Pero hizo lo contrario, ver para otro lado a pesar de que conoce de cerca la realidad de las islas.
La pregunta que la próxima o próximo ministro del Ambiente debe responder es: ¿Cómo garantizar que este comercio mundial de especies de Galápagos no sea el resultado del blanqueamiento de los ejemplares robados en Galápagos, tal como lo denunció el Grupo de Especialista en Iguanas de la UICN para el género Conolophus? Sabemos que la respuesta es compleja y requiere que se inicie con la voluntad de actuar.
En el comunicado del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica indican “Se aclara que los hechos por los cuales versa la sentencia corresponden a administraciones anteriores. Esta Cartera de Estado reafirma su compromiso de garantizar los derechos de nuestros usuarios”. En efecto, la sentencia corresponde a la administración anterior, pero Ud mantuvo la misma línea de silencio y la apelación de la sentencia, al punto de enviar un equipo del MAATE a defender su postura (sin éxito) ante los dos jueces y una jueza, quienes les preguntaron: ¿a quién perjudica el cambio de Apéndice de las iguanas? Algo que su equipo no pudo contestar y que nosotros dijimos claramente, la inacción del Ministerio del Ambiente solo beneficia a los traficantes de iguanas y sus socios locales.
Por último Srta. ministra, el Ecuador enfrenta un tsunami de delitos ambientales, algunos de los cuales están concatenados con otras actividades criminales como la minería ilegal que se financia con dinero del narcotráfico, que va de la mano con el tráfico de armas y de fauna silvestre. Estas fechorías utilizan las mismas rutas y cadenas de corrupción e impunidad y el tráfico de iguanas de Galápagos es solo el eslabón más brillante de esta cadena de omisiones.
Franklin Vega y Milton Castillo
En este enlace la historia del tráfico de iguanas de Galápagos:
Iguana terrestre juvenil en la isla de Baltra. Foto: Franklin Vega
Opmerkingen