Embarcaciones artesanales y palangreras (naves que usan palangre o long line como arte de pesca principal) constituyen ejes importantes en el tránsito de droga, ya que pueden evadir los controles por maniobrabilidad y las mínimas revisiones de las autoridades; son “transportes seguros”. En el 2020, la Policía Nacional decomisó 128 toneladas de droga, de las cuales 30 toneladas se incautaron en puertos marítimos.
Descarga de cuerpos de tiburones ya sin sus aletas de un barco palangrero en Manta. Estos barcos realizan sus faenas de pesca con fibras o lanchas pequeñas. Foto: Archivo particular.
El narcotráfico es un delito de Lesa Humanidad, ya que tiene ingerencia negativa en diferentes ámbitos como el legal, social, económico y ambiental de un país. Sus lesiones afectan a las naciones en donde se desarrolla, ya sea en países productores, de tránsito, consumidores y/o de lavado de dinero. Además, tiene bajo su organización el cometimiento de delitos conexos, con los cuales las redes de crimen organizado pueden fortalecerse, especializarse y dejar huellas de impunidad en su recorrido.
El Ecuador ha sido considerado como un país de tránsito en la cadena delictiva, los grandes cargamentos salen especialmente por puertos maritimos legales e ilegales, coviertiendo a esta, en la mejor forma de llevar la droga proveniente de laboratorios de procesamiento de cocaína en Colombia y Perú, países productores indiscutibles de la hoja de coca y que también disponen de laboratorios para la purificación de la misma.
Dentro de la organización criminal dedicada al narcotráfico, cumple un papel preponderante el Frente de Transporte (tránsito), para lo cual sus cabecillas orientan sus esfuerzos a encontrar rutas terrestres, donde pueden evadir controles policiales, para llegar hasta los puertos marítimos, destacando todo el perfil costanero para esta actividad. La corrupción juega un papel preponderante en este espacio, debido a que los controles son mínimos, lo cual se agrava con la deficiencia de recursos tecnológicos y de personal.
La mayor cantidad de droga que sale desde Ecuador utiliza la vía marítima, por los puertos ubicados en las provincias de Manabí, Esmeraldas y Guayas; que por su ubicación estratégica se convierten el punto clave dentro de la red de tránsito hacia Centro y Norte América. Esmeraldas es un componente especial por ser una zona fronteriza con Colombia (Tumaco en el Departamento de Nariño) donde se produce el 40% de droga proveniente de los laboratorios colombianos, asociados a las disidencias de las FARC, del grupo terrorista ELN y de grupos criminales independientes (BACRIM).
En el 2020 la Policía Nacional realizó la captura de 128 toneladas de droga, de las cuales 30 corresponden a decomisos efectados en puertos marítimos; pero además, es indiscutible que los narcotraficantes encuentran en la pesca artesanal su mejor aliado para el trasiego de la droga. Embarcaciones de pesca artesanal y palangreras constituyen ejes importantes en el transito de la droga; más aún cuando pueden evadir las revisiones por su mejor maniobrabilidad, reconociendo por lo tanto los mínimos controles de las autoridades competentes, esto les convierten en medios de transporte seguro.
Tripulación del barco pesquero plangrero Pedalex detenido por la Armada del Ecuador en septiembre del 2020 con 10 sacos de yute con 500 kilos de supuesta sustancia sujeta a fiscalización. https://www.armada.mil.ec/?p=49869 Foto: Armada del Ecuador
Las naves de pesca artesanal y palangreras pueden generar doble impacto delictivo (punto de vista policial), al transportar droga mar adentro y retornar con grandes cantidades de pesca ilegal, dentro de las cuales se cuentan especies protegidas como el tiburón, por lo que el palangre es considerada como una pesca infame debido al daño que produce en el ambiente marino. Al analizar la palabra ‘palangre’ tenemos que proviene de la lengua catalana; y, en sus orígenes, servía para describir un negocio oportunista y solapado del que se obtenían grandes ganancias. Los barcos palangreros pesca sin diferenciar especies sean protegidas o no, lo arrastran todo y se convierten en verdaderos depredadores gigantes; lo cual determina que al final, sus ganancias ilícitas se sumen a las derivadas del narcotráfico.
El impacto del narcotráfico en el ambiente es notorio, evidente y causa un daño irremediable; va desde la deforestación en países productores (siembra y cosecha de hoja de coca, laboratorios de procesamiento), lo que produce una ruptura del ecosistema, se agrava con la contaminación de suelos y ríos donde se descargan los residuos de químicos y solventes fuertes, lo cual produce una perdida de recursos; que se refleja en el condicionamiento de la agenda del ambiente, produciendo finalmente un efecto global, como todas las fases del narcotráfico.
El agravamiento de este impacto ambiental es el resultado de la relativa conciencia ambiental existente en países de tránsito como el Ecuador, escasos o nulos controles ambientales y legales, lo que desemboca en un impacto en la economía de sectores como el de la agricultura, pesca y turismo ecológico.
Nota Este artículo fue escrito por Mayor en Servicio Pasivo de la Policía Nacional
Manuel Silva, quien fue el Jefe de la extinta Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) de la Policía Nacional. Coordinaba investigaciones sobre narcotráfico y terrorismo. Hoy se desempeña como Asesor en Temas de Seguridad y Consultor.
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