En Galápagos, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), tanto ecuatoriana como internacional está a la orden del día.
Capturas de pantalla de www.Globalfishingwacht que muestran la Zona Económica Exclusiva del Ecuador ZZE continental y la Zona Económica Exclusiva Insular del Ecuador, alrededor de las islas Galápagos.
Durante 2021, la flota pesquera internacional -en su mayoría conformada por barcos llamados poteros (que pescan calamar gigante Dosidicus gigas) de bandera China- permaneció a una distancia promedio de 200 millas náuticas del límite de la Zona Económica Exclusiva (ZZE) Insular del Ecuador, es decir, el mar que rodea Galápagos en una franja de 200 millas. Esa fue la información oficial de la Armada del Ecuador, ratificada por el ministro del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, Gustavo Manrique, en agosto de 2021 durante una entrevista concedida a Bitácora Ambiental. En la ZEE insular y continental solo se permite la pesca a barcos con bandera ecuatoriana o los autorizados por el Ecuador.
Dicho distanciamiento es considerado un comportamiento atípico, como lo indicó la Armada del Ecuador, pues desde 2017, la flota pesquera internacional ha pescado en el límite mismo de la ZZE. En 2021, las razones que se conocen para que se haya producido el alejamiento de ese grupo de 300 barcos pesqueros industriales son dispares. Mientras para Manrique, la razón fue el incremento de la presencia naval del Ecuador en la ZZE insular y las advertencias enviadas a las embarcaciones extranjeras, científicos como Alex Hearn, un biólogo marino que estudia el mar de Galápagos desde hace 20 años, el inusual calentamiento del océano, por el cual las aguas frías que son ricas en nutrientes circularon lejos de las islas Galápagos y esto reduce la presencia del calamar que ansían pescar, pudo ser otra razón.
Los cuestionamientos públicos, como los realizados en redes sociales por el Frente Insular de Galápagos y los formales como el planteado por Cedenma y ONE Heath Ecuador ante la Cancillería y la Asamblea Nacional por la presencia de la flota pesquera internacional -considerada como una potente armada informal de China-, pasan por denuncias a violaciones a derechos humanos, esclavitud transbordos no autorizados, entre otros. Además, entre los navíos que la integran, hay barcos cargueros refrigerados (llamados reefers en inglés), como el Fu Yuan Yu Leng 999, el barco incautado en Galápagos en 2017, el cual fue el detonante para que se creara la nueva Reserva Marina Hermandad en Galápagos, pues dicha embarcación tenía en sus bodegas tiburones de especies protegidas. Sin embargo, con la citada flota China lejos del mar ecuatoriano se evidenció que la (INDNR) -definida como tal en el Plan de acción internacional de la FAO para luchar contra la pesca INDNR de 2001 también tiene bandera ecuatoriana.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se trata de pesca INDNR si se demuestra que “un barco pesquero lleva a cabo actividades contrarias a las medidas de conservación y ordenación aplicables. Esto incluye, pescar sin una licencia válida, en una zona de veda o durante una temporada de veda, o utilizar artes de pesca prohibidos, así como incumplir las obligaciones de notificación o la obstrucción del trabajo de los inspectores”.
Bajo estos parámetros se encontraron indicios de pesca INDNR en el sector artesanal en la actual Reserva Marina de Galápagos, en donde solo se permite la pesca artesanal y en la ZZE del Ecuador continental. A continuación, se detallan algunas muestras de la pesca ilegal en las islas y su relación con el continente.
1. Los combos de langostas inmaduras
Langostas que se venden en los restaurantes populares (quioscos de comida) que no alcanzan la talla mínima de 26 centímetros para las enteras y 15 centímetros para las colas. Foto: Franklin Vega
Platos con una langosta que cumple la talla mínima. Foto: Archivo Franklin Vega noviembre 2020.
Al caminar por las calles de Puerto Ayora, la capital turística de las islas Galápagos, llaman la atención dos platos que aparecen en las puertas de los restaurantes: uno con una langosta verde de más de 30 centímetros de largo y otro con un pez brujo (Scorpaena mystes, este es otro pez que se captura cada vez más pequeño). Ambos platillos también se ofrecen a los turistas como las estrellas gastronómicas en las dos islas más habitadas: Santa Cruz y San Cristóbal.
La temporada 2021 de langosta (verde: Panulirus gracilis y roja: Panulirus penicillatus) está autorizada por el Parque Nacional Galápagos (PNG) desde el 1 de septiembre hasta el 31 de diciembre, sin un número máximo de ejemplares. Esta decisión se adoptó según el PNG, tomando en cuenta los datos obtenidos en el monitoreo de las poblaciones del presente año.
Las langostas deben ser capturadas en zonas específicas del archipiélago y solo se permite la recolección de los ejemplares que tengan una talla mínima de 26 centímetros para los animales enteros y 15 centímetros si solo se comercializan las colas. Sin embargo, si se visitan los quioscos de comida (pequeños restaurantes informales) de Puerto Ayora, es posible encontrar platos preparados con las colas de dos o tres langostas pequeñas a USD 20 dólares, que es el valor de una del tamaño autorizado. En un recorrido hecho en esa localidad el 15 de octubre de 2021, se encontraron tres quioscos que ofertaban estos animales fuera de su talla mínima.
Según los pescadores consultados, vender langostas de tallas pequeñas es una actividad común tanto en Santa Cruz como en San Cristóbal e Isabela, tres de las cuatro islas pobladas que integran Galápagos. En la jerga local se conocen como “combos de langosta”, que consisten en dos o tres langostas pequeñas que en peso equivalen a una grande. Es decir, se comercializan animales que no han alcanzado su madurez reproductiva.
Walter Bustos, ex director del PNG, puntualiza que la talla mínima de las langostas se estableció para garantizar que estos crustáceos se hayan reproducido por lo menos una vez antes de ser capturados. “Capturar langostas con tallas menores a las permitidas es perjudicial para los mismos pescadores, pues le restan posibilidades a las langostas para que se reproduzcan”.
Algunos de los pescadores de Galápagos también comentan que los controles de la autoridad hacia sus compañeros de faena son insuficientes. “La pesca de langosta se realiza por las noches y los desembarcos son en las madrugadas; pero los guardaparques llegan al muelle pasadas las 08:00, cuando no hay langostas qué verificar”, indicó un pescador que pidió la reserva de su nombre para no tener represalias. Esta forma de desembarque, recuerda lo que sucede en las playas de Manabí, en la costa del Ecuador, con los tiburones.
Cabezas de langostas en el muelle de pescadores de Pelikan Bay, Puerto Ayora, isla Santa Cruz. Foto: Franklin Vega
Dany Rueda, director del PNG, refuta esas afirmaciones y recalca que el PNG hace decomisos y controles permanentes para verificar que no se capturen langostas de tamaños menores a los mínimos establecidos. “La langosta se verifica en los muelles autorizados, uno por cada isla, por personal del PNG, y el pescador obtiene la guía de movilización. Con ese documento el pescador puede vender en los restaurantes. En los monitoreos del PNG a los establecimientos, los propietarios deben indicar a quién compraron las langostas. Y con ese documento se verifica mediante la base de datos si tiene los permisos”.
En los recorridos realizados en las dos islas se constató que quienes no tienen la guía de movilización, venden langostas fuera de talla (ver fotos), en locales fuera de la zona turística. Rueda replica que sí hay resultados: “hemos encontrado en los operativos langostas pequeñas, los últimos controles realizados fueron en los primeros días de octubre en Santa Cruz y San Cristóbal, con retenciones de langostas fuera de talla y esos se sancionarán”. El 31 de diciembre terminó a temporada de langostas con un total de 77,5 toneladas capturadas.
Durante la temporada de langostas del 2022, el PNG decomisó, en seis operativos, en tierra (en restaurantes) 93 langostas que no cumplieron la talla mínima. Mientras que los decomisos en los controles realizados en los muelles fueron de 466 unidades. Quienes capturan langostas ovadas o fuera de la talla mínima, enfrentan sanciones administrativas; si pescan fuera de la temporada, son sanciones penales.
Guardaparque del Parque Nacional Galápagos verifica que la talla mínima de las colas sea de 15 cm. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos
Sin embargo, tanto en Puerto Baquerizo Moreno (isla San Cristóbal) y Puerto Ayora (isla Santa Cruz) no se constató la presencia de inspectores durante los dos días que se visitaron los puertos para evidenciar los desembarques de langostas y sus controles durante las mañanas.
Este comercio de combos de langostas inmaduras, de tallas inferiores a las permitidas es otro de los temas que en las islas Galápagos todos conocen, pero de los que nadie quiere hablar en público. Un mercado clandestino del que se desconoce su impacto real.
Detalle de las capturas de langostas en Galápagos en 2020. Fuente: Parque Nacional Galápagos
Langosta de 36 cm de largo, mientras es medida por el personal del Parque Nacional Galápagos. Las langostas con huevos o con tallas menores que están vivas son devueltas al mar. Las colas de langosta inferiores al tamaño mínimo son decomisadas e incineradas. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos
2. Los dispositivos llamados plantados roban la pesca y son un peligro para los pescadores artesanales al navegar
Plantado en la Reserva Marina de Galápagos. A la derecha una radio boya. Foto: Walter Borbor
Mar adentro, otra evidencia de la pesca INDNR en Galápagos son los plantados o dispositivos agregadores de peces (FAD, por sus siglas en inglés), los cuales consisten en una estructura de madera de la cual cuelgan redes de pesca y un recipiente con carnada que está atada una radio boya satelital. Esta boya envía información al barco sobre la cantidad y el tamaño de los peces congregados; cuando el cardumen es lo suficientemente grande, el barco va al lugar y lanza su red (Ver infografía).
Ilustración que muestra el funcionamiento de la radio boya y la comunicación con el barco atunero. Fuente: Marine Instruments
Las radio-boyas tienen una sonda que identifica el tamaño, la cantidad y la profundidad a la que se encuentran los peces que se agrupan bajo el plantado. Fuente: Marine Instruments
Los barcos atuneros industriales o cerqueros utilizan los plantados para atraer peces en grandes cantidades; lanzan los plantados al suroeste de la RMG, para que por acción de las corrientes marinas como la de Humboldt y la Ecuatorial del sur, los arrastren dentro de mar protegido y luego salgan de la RMG trayendo consigo cardúmenes de diversas especies de peces tanto comerciales, como el atún, y protegidas como los tiburones.
En este gráfico de Earth NullSchool se muestra la dirección de las corrientes de oriente a occidente en la zona de Galápagos, arrastrando los Plantados (FADs) dentro del área protegida. Si se pulsa el siguiente enlace se observa la dirección de las corrientes.
Los plantados que no son recolectados por los barcos atuneros terminan como redes fantasmas en las cuales pueden quedar atrapados y morir animales marinos. Otros plantados quedan a la deriva dentro de la RMG y algunos enredados en las orillas de las islas. WWF Colombia califica a las redes fantasma como “la basura plástica más mortal para la vida marina”.
“Al menos el 10 % de los residuos plásticos marinos están compuestos por equipos de pesca. Entre 500.000 y 1 millón de toneladas de artes de pesca ingresan a los océanos cada año”. WWF Colombia
Entre los cuestionamientos a este dispositivo, destacan que crea una falsa sensación de abundancia y que atraen a peces juveniles y muy pequeños que también son atrapados en las redes de cerco. Los estudios como el publicado por PEW Trusts en 2011, señalan algunos efectos negativos por el uso de plantados: “con el tiempo provocan una menor abundancia de cardúmenes libres y cambios en el comportamiento de los atunes alrededor de los plantados en el océano Pacífico”.
Walter Borbor, pescador artesanal de Galápagos, es quien más plantados y radio boyas ha recuperado en la Reserva Marina de Galápagos. En la foto muestra una de las 35 radio boyas que ha sacado del mar en sus faenas de pesca y que forman parte de los 50 plantados que ha recuperado, pues no todos los plantados (FADs) tenían radio boya. Foto: Cortesía Walter Borbor.
Walter Borbor, pescador de Santa Cruz, tiene el récord que ser quien más plantados y radio boyas ha recuperado del mar de Galápagos. El 28 de septiembre de 2021 encontró el plantado No. 50 y la radio boya No. 35 (Ver video). “Además de llevarse los peces que los pescadores artesanales buscamos, los plantados a la deriva son un peligro cuando navegamos; en la noche no los vemos y han producido daños a fibras de pesca que han chocado con ellos”, acota molesto.
Walter Borbor muestra las redes del primer plantado que retiró del mar en Galápagos hace 20 años. A pesar de estar expuesto al sol, el nilón aún es fuerte y la red fue reciclada en el cerramiento de su casa, un gallinero y varias hamacas. Foto: Franklin Vega
No hay una cifra oficial de cuántos plantados se han recolectado en la RMG; pero por su frecuencia, existe un comercio informal de radio boyas, lo cual dificulta que todos los dispositivos sean reportados o entregados a las autoridades. Ninguno de los pescadores consultados quiso proporcionar el nombre del comprador de radio boyas, ni facilitar el contacto con el mismo, por temor a las posibles consecuencias.
Los pescadores confirmaron que una persona de Puerto Ayora compra las radio boyas a los pescadores por un valor entre 30 y 50 dólares cada una y las envía a Manta, donde son entregados a sus propietarios: los armadores de barcos atuneros. Estos dispositivos nuevos tienen un precio entre 700 y 1,000 dólares, pero lo realmente costoso es el valor que se paga por el sistema de rastreo y comunicación satelital que deben contratar los propietarios de las embarcaciones.
Alberto Andrade, vocero del Frente Insular (una organización de voluntarios de Galápagos que impulsó la creación de la segunda Reserva Marina Hermandad en Galápagos, que está al norte de la actual Reserva Marina, menciona que son cientos los plantados recolectados: “no puedo dar una cifra, sé que son cientos”. Esta organización también ha participado en limpiezas costeras y han encontrado varios plantados deteriorados y que son reportados al PNG.
Voluntarias del Frente Insular regresan a Puerto Ayora con uno de los plantados recolectados en una limpieza costera. Foto: Frente Insular
Al recorrer los barrios donde viven los pescadores en Puerto Ayora, se observan decenas de plantas sembradas en macetas fabricadas con la base de las radio-boyas; también hay hamacas elaboradas con las redes de los plantados. Mientras, una organización que rescata perros de la calle utiliza las estructuras de madera y plástico de los plantados para hacer camas para los perros.
Rueda afirma que desde hace seis meses dispuso que se registren los plantados en los reportes de la basura marina, tanto en la limpieza como en las recolecciones que hacen por denuncias de la comunidad. “Pedí que se empiecen a registrar los plantados antes de desarmarlos para rescatar sus piezas de madera, red o plástico y clasificarlos como basura marina”.
A pesar de lo descrito, Rueda asegura que no existe un número alto de plantados en la RMG. “En lo que va de 2021 hemos recolectado un plantado en el mar y en 2020 fueron tres los reportados por las lanchas que cubren la ruta entre las islas Santa Cruz e Isabela”.
Las cifras del PNG no corresponden a lo reportado por el Frente Insular, pues en 2021 se han contabilizado 12 plantados y radio-boyas. Otro indicador de la presencia de los plantados son los que se encuentran en las limpiezas costeras, en la última realizada en abril de 2021 fueron 15 los recolectados en solo dos islas del norte. Desde 2017, en las limpiezas costeras, el PNG ha retirado 70,74 toneladas de basura, en su mayoría plásticos.
Detalle de la basura recolectada en las limpiezas costeras en Galápagos. Fuente: Parque Nacional Galápagos.
“Sabemos, por conversaciones con Guillermo Morán -representante de una ONG de Atuneros- que van a utilizar plantados ecológicos (que se elaboran con materiales biodegradables)”, menciona Rueda como una de las medidas de mitigación ante el impacto ambiental de estos dispositivos en el mar. También el Director del Parque dijo que negó la autorización para un convenio con WWF Ecuador que buscaba se autorice a los barcos pesqueros industriales a ingresar a la RMG para recolectar sus plantados perdidos. “Les pedimos que firmen un convenio con el sector pesquero local para que sean ellos quienes recolecten los plantados y los entreguen a los pesqueros industriales”, enfatiza Rueda.
Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, uno de los gremios de pesca más poderoso del Ecuador, minimizó las críticas por el uso de los plantados y defiende su utilización señalando que no es una actividad ilegal.
Tunacons, una ONG conformada por las seis atuneras más grandes que operan en el Ecuador, impulsa una campaña con plantados ecológicos (EcoFADs) que reemplazan los tubos de plástico de los FADs por cañas de bambú y redes hechas con fibras de cáñamo.
A la izquierda, una captura de pantalla del anuncio de los EcoFADs o plantados ecológicos que la ONG de los atuneros TUNACONS desarrolla e implementa en Ecuador.
Andrade critica a los EcoFads, “el único FAD ecológico es aquel que no se lanza. Hemos recolectado varios EcoFADs en la Reserva Marina, se los utiliza de forma ilegal en el mar protegido. Al lanzarlos a la deriva, constituyen un peligro para los pescadores y todos quienes navegamos en el mar y más por las noches”.
Identificar a los propietarios de los plantados y las radio boyas encontradas en Galápagos es una tarea imposible. Hasta 2019, estos aparatos tenían los nombres de los barcos inscritos. En la actualidad, los plantados que se encuentran solo tienen un código numérico que no da ningún indicio de sus propietarios.
3. Las flotas industriales arrasan con todo
La lancha Guadalupe River del Parque Nacional Galápagos remolca al barco palangrero Don Gerard V el 15 de diciembre de 2017. La embarcación fue detenida dentro de la Reserva Marina de Galápagos con especies protegidas de tiburones: rabón, azul y silky, registradas en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Un juez condenó al capitán y timonel a 3 años de prisión y al pago de USD 307.000 como reparación integral. Foto: Parque Nacional Galápagos.
Fuera de la RMG, a partir de la milla 41 hasta la 200, la pesca industrial está permitida, tanto con barcos industriales como cerqueros (naves que utilizan redes de cerco para capturar atunes) y los palangreros. Algunos de esos barcos ingresan al mar protegido y se evidencia que pescan dentro de la RMG, lo cual es un delito.
Según un reporte del PNG, del 2010 hasta el 2020, 52 barcos pesqueros han sido capturados en operativos entre el PNG y la Armada del Ecuador. De estos cuatro son barcos pesqueros atuneros (industriales), seis corresponden a barcos pesqueros (industriales) que usan “long line” o palangre (estos buques pescan pez espada, picudos, pez espada, atunes, dorados) y 41 son barcos nodriza (embarcaciones palangreras que remolcan fibras de pesca, lanchas de fibra de vidrio). Todos estos barcos “capturados” enfrentaron un proceso administrativo en el PNG.
Y en el mismo periodo se ha detectado el ingreso a la RMG, de 95 embarcaciones de pesca sin autorización, pero que no han sido detenidos. No se proporcionó el detalle del tipo de embarcación excepto “barco de pesca”. Rueda indica que, para saber el tipo de barco y las sanciones, se debería revisar cada uno de los 95 procesos instaurados.
Según Rueda en 2021 no se registraron ingresos de barcos pesqueros no autorizados a la RMG y el 2020 fueron cuatro. “Hace 10 años, el número fue mayor, eran 15 o 20 al año, pero ha disminuido. Tenemos un sistema que puede detectar los cambios de rumbo y velocidad en un trabajo que realizamos con la Armada del Ecuador. Si detectamos que ingresan a la Reserva en puntos alejados como Darwin y Wolf, que está en el extremo norte del archipiélago, a seis horas de navegación de Puerto Ayora, podemos sancionar esos barcos solo con el AIS y el VMS -El AIS es el Sistema de Identificación Automática y el Sistema de Monitoreo de Embarcaciones (VMS) utilizan señales satelitales para transmitir las ubicaciones de los barcos- pues hasta que lleguen nuestras embarcaciones ya saldrían”.
Bustos recuerda dos casos de barcos palangreros en 2017: el María Fernanda y el Don Gerad. “En las dos embarcaciones había tiburones en sus bodegas, pero determinar si los pescaron dentro de la RMG o fuera, es prácticamente imposible, ya que los tiburones se mueven en todo el mar”.
Javier Alarcón, integrante de la Asociación de Producción Pesquera de Armadores de Manta (ASOAMAN), replica que las embarcaciones registradas en su agrupación cumplen todas las normativas. Afirma que en ASOAMAN hay 110 barcos palangreros o nodriza y que existen de 70 a 80 barcos más que no pertenecen a ningún gremio y por consiguiente no existe a quién reclamar.
En Ecuador, la pesca de tiburones está prohibida. Sin embargo, se autoriza la comercialización de la llamada pesca incidental, es decir aquella que no es el objetivo de la captura, pero que cae en los diferentes artes de pesca. La pesca incidental no tiene un porcentaje máximo, puede ser el uno o el 60 por ciento de tiburones pescados, que igual se considera incidental y se puede comercializar.
Ante la afirmación que usar palangre es sinónimo de pescar tiburones, Alarcón la refuta e indica que por viaje se pescan entre 40 a 50 tiburones entre la pesca objetivo que son peces pelágicos grandes: “Nosotros buscamos pez espada y atún, pero solo el atún ojón y aleta amarilla; ni barrilete ni bonito, ese atún es de los barcos cerqueros, también caen picudo, wahoo, dorado…”.
Algo que Alarcón reconoce es que otros barcos palangreros sí regresan a puerto con más de 100 tiburones por viaje, pero que esa no es la norma. “Trabajamos para disminuir la pesca incidental de tiburones con un estudio conjunto con Perú. Esperamos utilizar un anzuelo vibratorio que disminuye la captura de tiburones. El inconveniente es el precio, cada anzuelo cuesta entre 5 y 7 dólares y se requieren, por lo menos 200, por cada barco nodriza (palangrero)”.
4) No solo tiburones y peces circulan en Galápagos
Los barcos palangreros Isabela y Pedalex fueron incautados en un operativo antidrogas en Manta el 29 de octubre de 2021. Foto: Franklin Vega
Cerca de Galápagos, en la Zona Económica Exclusiva insular del Ecuador (ZZE), se han detenido barcos palangreros con drogas y tiburones. En septiembre fue el palangrero Popeye; en febrero, el pesquero Portugal; y en octubre, el Pedalex e Isabela, solo por citar los palangreros retenidos en durante los años 20-21.
El palangrero Pedalex es un reincidente. Ya fue detenido por la Armada del Ecuador en septiembre de 2020, en un operativo de la Armada del Ecuador. En septiembre de 2021, sus 23 tripulantes fueron condenados por transportar 299,4 kilos de cocaína; en este enlace los detalles de la sentencia.
Sin embargo, el prontuario de este barco palangrero incluye una detención más, el 29 de octubre de 2021 se retuvo por segunda ocasión en el principal puerto pesquero del Ecuador: Manta. Fue uno de los nueve barcos pesqueros detenidos en una operación internacional en la cual participaron la Armada, la Policía Nacional y la Fiscalía General del Ecuador y agentes de la DEA de Estados Unidos y otros grupos tácticos.
El caso del Pedalex es emblemático porque retrata una parte de los negocios ilícitos entre el Ecuador continental y el mar que rodea Galápagos. Se accedió a 17 bitácoras del Pedalex; estos documentos son los registros oficiales de la pesca y allí se apuntan a mano la especie y el número de ejemplares pescados. Las bitácoras de pesca están catalogadas como “confidenciales” por la autoridad de pesca del Ecuador: el Ministerio de Producción.
A pesar de la reserva de estos papeles, los registros corresponden a 17 meses de actividad del Pedalex y se evidencia que los tiburones representan el 50 por ciento de las capturas en relación con el pez espada (su pesca objetivo) y el número de escualos es cuatro veces mayor que el número de atunes, wahoos, picudos o pez espada.
Alarcón es enfático al recalcar que no son todos los barcos palangreros que pescan de forma dirigida a los tiburones ni están involucrados con negocios ilícitos. “Por unos malos elementos pagamos todos. La mayoría ha comprado los barcos con el trabajo de años, en mi caso es el trabajo de toda la vida de mi padre: 40 años”, replica.
No obstante, las cifras de las exportaciones de aletas desde Ecuador no paran de crecer. El país es uno de los mayores exportadores mundiales de aletas de tiburón. Hasta abril de 2021, el país ocupaba el tercer lugar de exportación de aletas de tiburón de acuerdo con el portal ABRAMS world trade wiki, con un valor de dos millones de dólares de exportaciones.
Para diciembre de 2021, el Ecuador descendió al sexto puesto mundial, pero con un valor de expotaciones de 3,5 millones de dólares. Sin embargo, de acuerdo con los datos del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador, entre enero y septiembre de 2021 (que son los últimos datos disponibles) desde el Ecuador se han exportado aletas de tiburón por un valor de 6,5 millones de dólares con un peso de 226.554 toneladas; esta cifra duplica lo exportado como aletas de tiburón durante 2020.
A criterio de Cristina Cely, especialista en pesca INDNR, la captura de tiburones es dirigida y se disfraza de incidental. “La captura de tiburones es una pesca no reglamentada. ¿Cómo es posible que no exista un límite para la mal llamada pesca incidental? Con esa figura se legaliza desde un tiburón que muere por accidente hasta los cientos que son pescados por los pesqueros industriales y faenados en alta mar, lo cual está prohibido. Para controlar a los barcos pesqueros dentro de la ZZE del Ecuador, se debería hacer lo mismo que con el Fu Yuan Yu Leng 999, cuando se asumió que tenía especies protegidas".
Aletas de tiburón en la playa de Tarqui, Manta. Foto: Franklin Vega
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