
El presidente Guillermo Lasso en la ceremonia del 24 de Mayo. Foto: Presidencia de la República
Escuché el discurso del nuevo Presidente por la radio, así que no sé qué vestido ni zapatos usó su esposa, pero sí pudimos percibir en su voz bastante seguridad. Esperaba que sus palabras me conmovieran hasta los huesos, pero a mí en el tema de la naturaleza me faltó más. Tengo que admitir que al terminar su discurso mis dudas son muchas, en especial de cómo logrará cumplir sus promesas ambientales de campaña entre la lucha contra la pobreza tan necesaria en nuestro país y la conservación.
Sin un presupuesto claro para el Ministerio del Ambiente y Agua y con una Comisión de Biodiversidad que empujará la Ley de la Circunscripción Amazónica, no veo el plan trazado entre los poderes del Estado. El reglamento a la ley Amazónica ratificada por el decreto ejecutivo 1264 da plenos poderes a la Secretaria Técnica sobre el territorio y le brinda una suerte de omnipotencia incluso por encima de otros niveles del Estado. Influye en la Ley de Minería y Petróleos. En el turismo. En las áreas protegidas. Aún así se firmó rápido en marzo entre el Ejecutivo y la Secretaría Técnica.

Por estas movidas políticas que afectan el territorio es que los indicadores en nuestro pequeño país no son alentadores. Los bosques, el suelo, el mar y el agua dulce son cada día más escasos. En donde había recursos naturales hoy desbordan las carreteras y detrás de ellas, la urbanización inmobiliaria, la frontera agrícola, acuícola y pecuaria, una industria desordenada y el extractivismo a gran escala (Ver Atlas del Ecuador del MAG). No tengo nada en contra de estas actividades per se, si se hacen bien y no perjudican a la naturaleza y su gente. Pero hasta ahora la experiencia en la región y el país demuestran lo contrario. Deben haber excepciones como en todo, pero no las conozco.
Estas actividades las realizan empresas con los recursos económicos y políticos para invertir en esa transformación. Estos grupos económicos se pelean a pulso cada metro cuadrado de suelo, cada milla marítima y cada metro cúbico de agua. En un país pequeño con recursos naturales limitados, esto es un verdadero problema. Y aquí hago una nota mental para volver más adelante sobre el discurso de nuestro nuevo Presidente que afirma “tenemos muchos recursos naturales” por qué mi primera pregunta sería ¿Dónde? Como se puede ver en el mapa hay pocos sitios sin población y sin carreteras.

Mapa del Atlas Rural
He analizado el discurso de Guillermo Lasso desde su candidatura en 2015. Además de él, me sé el de varios politólogos y economistas al dedillo. Y es un discurso lindo porque habla de justicia social y crecimiento económico. Y yo en parte concuerdo. Este discurso inicia en la pobreza y la falta de empleo que es la preocupación de cualquier persona con sentido común en este momento postpandemia. Como dijo, Guillermo Lasso en su discurso de posesión “le prometí a Lorenza que no será pobre, que tendrá empleo”. Yo no quiero que Lorenza ni ninguna mujer de mi país sea pobre, pero este empleo lo entiendo solo en el imaginario de la gran industria extractiva. Y eso me preocupa.
El discurso del nuevo presidente Guillermo Lasso confirmó que el “Ecuador del encuentro, se centrará en la justicia social y el crecimiento económico”. En efecto me arriesgo a decir que cada solución de la macroeconomía nacional a la pobreza y el desempleo decanta en el tema de la extracción industrial de nuestros recursos naturales (bosques, suelo, subsuelo, mares y agua), cuando no debería ser así. En especial porque aún no tenemos una industria que transforme estos recursos de manera sostenible con tecnología e innovación y sobre todo con límites. Seguimos exportando materia prima a pesar de fallidos intentos por cambiar la matriz productiva. Explotamos recursos para venderlos al menor precio posible.
Sin embargo, muchas de las historias actuales de justicia social y crecimiento económico se están transformando en crónicas ambientales, donde las personas que defienden los derechos de la naturaleza mueren por resistirse a multinacionales y grandes industrias que compiten por acceso a recursos como el agua, el suelo, los bosques, etc. Los grupos ciudadanos pelean por sobrevivencia y los grupos empresariales por más crecimiento de sus activos. ¿Sería posible en este escenario encontrar un punto medio llamado sostenibilidad?
En tanto el nuevo gobierno decide una respuesta, por el momento, continuo con el análisis al discurso del nuevo presidente del Ecuador y los puntos más interesantes en materia ambiental:
1. ¿Por qué tenemos recursos naturales y vivimos en escasez?
Los recursos naturales en Ecuador no son abundantes como podríamos pensar. Somos un país pequeño con una población creciente. Mantener nuestra balanza comercial significa usar medios de producción como agua, suelo fértil, bosques, recursos marinos y más áreas donde vivir. La escasez se da por una explotación que no responde a un verdadero ordenamiento del territorio y estamos agotando esos recursos sin darles la oportunidad de regenerarse cuando podríamos usarlos de mejor manera.
¿Dónde queda recursos en nuestro país? Sí, en el subsuelo. Y estos yacen bajo un ordenamiento minero y petrolero que dista de ser un ordenamiento territorial integral que responda a una política de planificación.
2. ¿Por qué teniendo el suelo fértil no tenemos más productividad?
La verdad es que la fertilidad de los suelos depende se su manejo y la forma en que tratemos este recurso. En la actualidad existe una producción que cada día demanda más agroquímicos, porque la fertilidad de los suelos ha sido llevada al extremo. Más suelos son convertidos en lotizaciones y luego en urbanizaciones. A pesar de esto, desperdiciamos alimentos que se produce en estas condiciones, poniendo aún más presión sobre lo suelos que van quedando y otros que no son aptos para la agricultura por su fragilidad como los de la Amazonía y el de los páramos.
3. El respeto a la naturaleza
Necesitamos un mejor ordenamiento territorial si queremos respetar la naturaleza. En el 2013 el nuevo presidente afirmó que no explotaría el Yasuní, pero ahora su discurso es diferente y el destino de muchas zonas biodiversas es incierto. Entonces es indispensable clarificar las prioridades territoriales sobre todo con respecto al petróleo y la minería.
4. Equilibrio entre el crecimiento económico y la justicia social
Solo es posible si esta justicia incluye a la naturaleza. Hasta ahora no conozco la justicia social que no haya estado acompañada por un reclamo al acceso de recursos como agua, tierra, mar, etc. Ahora mismo varios grupos de pobladores se pronuncian en contra de la minería en Pacto, Buenos Aires y Cahuasqui.
5. Saberes ancestrales que se han fundido con quienes llegaron a colonizarnos
Existe muchísimo conocimiento en el Ecuador. Me asombra que hasta ahora la bioeconomía no sea parte del discurso del Presidente y del Ministerio del Ambiente. El fomento de la pequeña industria, con uso de tecnologías para abrir paso a ese conocimiento en mercados adecuados, podría generar empleo y crecimiento social y económico; más allá de los escenarios usuales agroexportadores o extractivos. Y hablando de los que llegaron a colonizarnos, ahí sería de utilidad no solo España sino Europa con todos sus centros de investigación e innovación.
6. Limpieza del aire y de los bosques y la limpieza de nuestros mares
La contaminación del aire por el modelo de transporte actual está matándonos lentamente. Los bosques que nos podrían ayudar desaparecen. Y los mares que cumplen un rol vital también en el aire que respiramos, sufren ante basura de las ciudades y de las industrias pesqueras.
7. Agua quiere el pueblo
Los páramos se pierden cada día ante la vista de todas las personas. La escasez de agua de ciudades como Tulcán preocupan. Aún más preocupa cuando esa escasez llega a las ciudades amazónicas como el Tena rodeada por ríos, que son desbaratados para extraer material pétreo para construir vías a diestra y siniestra. Humedales amazónicos se secan para dar paso a la expansión urbana o agrícola. Los manglares que cumplen un rol fundamental en el abastecimiento de agua dulce en la Costa se pierden; y, Atacames por ejemplo raciona su consumo. El conseguir agua en algunas partes del país demanda comprarla en tanqueros o perforar pozos que están acabando con los mantos freáticos.
Para cerrar esta reflexión del discurso presidencial no puedo hacer más énfasis en la necesidad de lograr un ordenamiento territorial basado en la conservación de la naturaleza y de nuestros medios de vida. Y no tiene nada que ver con ser o no ambientalistas, tienen que ver con el futuro. No podemos aceptar que el empleo sea solo posible degradando la naturaleza. Asegurar que Lorenza no sea pobre es vital, pero que las hijas de Lorenza y sus hijas tampoco lo sean en un futuro que augura una crisis climática, es lo que a mí criterio debería marcar la pauta en el nuevo Gobierno del Encuentro.
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