Cristina Cely, médico veterinario y animalista, cuenta el proceso de plantear la moratoria temporal para la comercialización de tiburones. Cely ha participado en varias campañas en el mar con la ONG Sea Shepherd, es decir ha estado en persecuciones de barcos que hacen pesca ilegal y ha recolectado redes fantasma y documentado los impactos del palangre. Actualmente es directora de One Health Ecuador.
One Health Ecuador presentó en junio del 2020 un oficio a la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea Nacional. Ese documento está firmado por 62 organizaciones de todo el mundo, con científicos reconocidos.
El detonante para llegar a la propuesta de moratoria fue el intento de aclarar el caso de las 26 toneladas de aletas de tiburón que se exportaron a Hong Kong como pescado seco y que hasta la fecha no tiene una sanción penal, espero que eso no prescriba. Para lograr esa carta, me contacté con especialistas en varios países del mundo, gracias a mi trabajo en defensa del mar por más de 10 años, he logrado consolidar una red mundial de contactos que me permiten obtener y analizar información.
La moratoria temporal para la comercialización de tiburones y sus partes (aletas) nació precisamente de los análisis realizados y de las recomendaciones de expertos tanto en biología como expertos en pesca. No es un capricho de “hippies abraza árboles”, son científicos, biólogos y decenas de personas que investigan y que estamos preocupados que los pescadores artesanales no se queden sin pesca.
El apoyo de los ex integrantes de la Comisión de Biodiversidad fue básico para pedir información oficial y la comparecencia de las autoridades como los representantes del ministerio de Producción que hoy son los mismos y que se negaron a participar ni entregaron la información a tiempo.
Este es un proceso que ha rebasado el interés de los grupos animalistas y ambientalistas. Es notorio como gente que no está vinculada a estas causas participa y comenta en redes sociales sobre la pesca indiscriminada de tiburones.
A pesar que no se logró que la Asamblea apruebe la moratoria, la protección de tiburones avanza con pasos firmes. Ya no es el Ecuador del 2007 cuando se promulgó el Decreto Ejecutivo 486, que permite el desembarque y comercialización de tiburones enteros, pero que no establece cual es el porcentaje de incidentalidad, es decir no hay un límite. Igual que la Ley de Pesca vigente.
En el todo el mundo se están cerrando las vías para movilizar aletas de tiburones. Muchas aerolíneas y líneas navieras no llevan este tipo de carga, por eso ahora las declaran como pescado seco. Lo que se conoce del contrabando es mínimo; en el 2018 en Perú hubo en decomiso de 45 toneladas de aletas que aún no se aclara y que está involucrada la misma empresa de las 26 toneladas de Hong Kong.
Es una lucha a largo plazo que no recibe financiamiento de ninguna organización nacional ni extranjera. He recibido apoyo de ONG en forma de asesorías legales, pero no para otros gastos. Para mí, defender los tiburones, es defender la vida, defender el mar. No tengo hijos, pero pienso que mundo dejaremos a los niños y jóvenes.
Estoy convencida que al exigir transparencia y trazabilidad de la pesca se logrará parar el negocio de las aletas. Saber dónde y qué se pesca. No podemos seguir permitiendo que sean los lobos quienes se organicen para cuidar las ovejas dejando de lado a los pastores.
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