El Ministerio del Ambiente autorizó la exportación de 770 toneladas de aletas con un valor de 24 millones de dólares sin embargo no hay registro de la exportación de 498 toneladas valoradas en 15 millones de dólares.
Tiburones listos para ser destazados y aleteados en playa Tarqui en Manta, Ecuador. Este pueblo pesquero es conocido como la capital mundial del atún y también es el principal puerto donde se desembarcan los tiburones y se venden sus aletas. Foto: Franklin Vega
En Ecuador, el 85% de la pesca de atún proviene de alta mar y de las capturas de los barcos palangreros, lo que implica la captura incidental de tiburones, que en este país sudamericano no está prohibida y no tiene un límite máximo. La pesca ilegal de mantarrayas tampoco está controlada.
Los tiburones se capturan por sus aletas, que se cortan y, una vez secas, se exportan a China. Su carne se vende como un producto secundario bajo otros nombres como corvina (Micropogonias altipinnis), Mahi mahi (Coryphaena hippurus) o marlin (Istiophorus). La carne de tiburón con otros nombres se vende en los mercados de la sierra ecuatoriana.
Debido a la falta de trazabilidad pesquera, no existen estadísticas completas sobre la exportación de aletas de tiburón, cuya cantidad exportada no coincide con la autorizada por el Ministerio de Medio Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE).
Una de las formas de proteger a los tiburones es la regulación de su comercio internacional. Este es el objetivo de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y con esta forma de protección, 18 especies de tiburones están registradas en sus listas conocidas como apéndices. Cada país signatario de CITES debe mantener un registro de las especies de tiburones comercializadas. A partir del 14 de noviembre en Panamá se analizará la inclusión de 56 especies más de tiburones.
El MAATE autorizó en 2021 -con la emisión de 89 permisos de CITES- la exportación de 770 toneladas de aletas con un valor de 24 millones de dólares, pero la Aduana de Ecuador solo registró la salida de 277 toneladas en 2021. Las restantes 498 toneladas de aletas, con un valor de 15 millones de dólares, no aparecen en los registros de las exportaciones. Todos los permisos CITES indicados tenían una fecha de validez de 30 días después de su expedición; es decir, ya caducaron.
En esta segunda entrega sobre alta mar, mostramos como la falta de trazabilidad pesquera se refleja en estadísticas incompletas sobre la exportación de aletas de tiburón que no coinciden con el monto autorizado por el MAATE. En el artículo anterior se abordó el origen de la pesca en el Ecuador, que en el caso del atún y para las capturas de los barcos palangreros, proviene de alta mar, el 85% de las veces. Estas capturas en alta mar involucran la captura incidental de tiburones, que no tiene un límite y se constituye en un vacío legal que permite la comercialización de toda la pesca. Todo esto a pesar que la pesca dirigida a tiburones está prohibida.
Un tiburón zorro (Alopias superciliosus) junto con otras especies de tiburones se amontonan por cientos en las playas de Tarqui en Manta. Sus cuerpos están listos para ser destazados y vendidos como filetes de corvina en los mercados nacionales, mientras que las aletas se cortan para secarlas y almacenarlas hasta su exportación al Asia. Foto: Franklin Vega
Cifras generales de pesca incidental
En 2021, Ecuador exportó, según el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE), 447 toneladas de tiburón azul (Prionace glaucacatalogado como casi Amenazado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN) y tiburón tinto (Isurus oxyrinchusclasificado como en Peligro por la UICN) con un valor declarado de exportación de 1,7 millones de dólares. También hay 540 toneladas registradas en la partida arancelaria “cazones (otro nombre de los escualos) y otros tiburones” con un valor de 396.137 dólares. A estas cifras hay que sumar los envíos de 277 toneladas de aletas de tiburón por un valor de 8,8 millones de dólares.
Estos números demuestran que en Ecuador la pesca de tiburón no es mínima como lo ha anunciado en repetidas ocasiones a Bitácora Ambiental Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de la Pesca (CNP). En total, los tiburones y sus aletas representan un negocio lícito de US$10,5 millones según los datos disponibles para 2021 por el SENAE.
Sin embargo, se desconocen los volúmenes precisos del comercio de aletas, las cuales se envían a Asia para la preparación de un plato de sopa que puede costar hasta USD 300 y que no tiene ningún valor nutricional ni medicinal como se ha documentado en varias publicaciones pero es un signo de estatus. Además de no aportar nutrientes, las aletas contienen una alta concentración de metales pesados como el mercurio, así lo indica un estudio de la Universidad de Florida Estados Unidos publicado en agosto de 2020.
De la misma manera, es difícil saber con certeza cuántos tiburones corresponden a esas toneladas de aletas o la cantidad de tiburones enteros que se exportaron, debido a que no existen registros oficiales por la cantidad de ejemplares, ni en el SENAE ni en el MAATE.
Sin embargo, según un especialista en permisos CITES, que pidió anonimato, solo con la verificación física de las aletas es posible saber a cuántos tiburones corresponden. En 2021, MAATE emitió 89 permisos CITES para 279.331 juegos de aletas. Con base en esta información, el especialista estima que provienen de 1,14 millones de tiburones con un valor aproximado de 24 millones de dólares.
Captura de pantalla de uno de los 89 permisos CITES emitidos por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica del Ecuador (MAATE). Se omite la información de los nombres de los exportadores.
El siguiente gráfico muestra las empresas exportadoras ecuatorianas con permisos CITES emitidos por el MAATE.
Gráfico de empresas exportadoras de aletas de tiburón en 2021. Fue elaborado por Bitácora Ambiental con datos de MAATE y permisos CITES. Si pulsa este enlace puede obtener el porcentaje exportado por cada empresa desde Ecuador y separarlo por destino: Perú y España. Las 10 empresas que cubren el 98% del total de las exportaciones, hay seis empresas del Ecuador, dos de China, una de España y una de Japón.
SENAE y MAATE fueron consultados sobre esta inconsistencia y otras en las cifras de pesca, pero al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta. El MAATE autorizó la exportación de 770 toneladas de aletas y los registros de la Aduana solo registran la salida de 277 toneladas. Es decir, no hay control cruzado y los permisos de exportación no son válidos. Las 498 toneladas restantes de aletas de tiburón, en esencia, han desaparecido de los registros públicos.
Un informante de Guayaquil, que pidió no revelar su nombre, dijo que las aletas con permisos de CITES pasan de contrabando a través de la frontera hacia Perú junto con las “alas” de mantarrayas (del género Mobula) capturadas por algunos pescadores artesanales. Las mantarrayas están protegidas por la ley ecuatoriana.
En Bitácora Ambiental hemos informado sobre el mecanismo de blanqueo de las aletas que parten vía terrestre a Perú. Ante esta situación, Gustavo Manrique, ministro del MAATE en entrevista con Bitacora Ambiental, ofreció en septiembre de 2021 crear un nuevo marco legal para la protección de los tiburones al tiempo que reconoció que en el país se pescan anualmente 280.000 tiburones.
Extraoficialmente sabemos que existe un proyecto de acuerdo ministerial para ampliar la protección de los tiburones, pero desconocemos los detalles. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en Portugal el pasado mes de junio fue uno de los temas propuestos por el MAATE, pero no se logró y, hasta la fecha y pese a las insistencias, los portavoces del MAATE no han respondido al respecto.
Barco palangrero industrial en el puerto de Manta, provincia de Manabí en la costa del Ecuador. Foto: Franklin Vega
Barcos palangreros o nodriza en la rada del puerto de Manta, provincia de Manabí, Ecuador. Foto: Franklin Vega
¿Por qué continúa el tráfico de aletas de tiburón?
Uno de los incentivos para el tráfico de aletas es la falta de sanciones. En 2020 en Hong Kong se descubrieron por casualidad 26 toneladas de aletas de tiburón secas ilegales de Ecuador. En Ecuador, la empresa encargada de su comercialización solo enfrentó una sanción administrativa de 3.860 dólares por parte del Ministerio de la Producción, a pesar de que el valor total del envío fue de 1,1 millones de dólares. (ver este enlace los detalles).
Si bien es cierto que esta multa administrativa fue impuesta por tratarse de una exportación fraudulenta, no existen resultados de los procesos judiciales posteriores iniciados por el MAATE por el delito contra la vida silvestre. No solo no hay sanción por la matanza de 38.500 tiburones, sino que el MAATE emitió más autorizaciones de exportación a esta empresa en 2021, como se puede apreciar en los permisos CITES. Esta es otra pregunta sin respuesta para Gustavo Manrique.
Más facilidades para la impunidad
La legislación ecuatoriana no permite oficialmente la pesca de tiburones, pero sí la captura incidental. Sin embargo, la legislación no pone un límite a la captura incidental. En este sentido, la captura de tiburones no está regulada y, por lo tanto, forma parte de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Así lo confirma Cristina Cely, especialista en pesca INDNR: “La captura de tiburones es dirigida y se disfraza de captura incidental; es pesca no reglamentada. ¿Cómo es posible que no haya límite para las llamadas capturas incidentales? Con esa cifra se legaliza todo, desde un tiburón que muere por accidente hasta los cientos que son pescados por barcos de pesca industrial y sacrificados en alta mar”.
En 2021 a pesar de la información sobre el aleteo de tiburones y el comercio ilegal desenfrenado, el Ministerio de la Producción emitió el Dictamen de Extracción No Perjudicial (DENP) para el zorro pelágico (Alopias pelagicus), el tiburón zorro (Alopias superciliosus) y el tiburón sedoso o mico (Carcharhinus falciformis). El DENP es un documento exigido por CITES para verificar el origen legal de los animales y asegurar que su exportación no amenace la supervivencia de la especie.
Los esfuerzos internacionales para proteger a los tiburones continúan. El 14 de noviembre en Panamá se realizará la reunión CITES CoP19 y se ha sugerido que todas las especies de tiburones de las familias Carcharhinidae (tiburones Requiem) y Sphyrnidae (tiburones martillo) sean incluidas en el Apéndice 2 como medida para evitar su sobrepesca. Se incluirán 56 especies de tiburones en la lista de comercio restringido.
El logo de CITES CoP19. Los tiburones de las familias Carcharhinidae (tiburones Requiem) y Sphyrnidae (tiburones martillo) pueden incluirse en el Apéndice 2.
¿Donde se pescan los tiburones?
En el siguiente mapa se aprecian los lugares de pesca tanto de la flota atunera (círculos azules) como de los botes palangreros (círculos anaranjados). Como se observa, gran parte de la pesca se realiza en alta mar tanto para la flota atunera y los botes palangreros. Los dos tipos de embarcaciones pescan tiburones de forma incidental.
Como se ha explicado no se dispone en Ecuador de datos oficiales de los lugares donde se capturan tiburones ni del volumen de estos, pero de la información recopilada en diferentes documentos se realizó el esquema presentado en el mapa. Los biólogos consultados, los técnicos pesqueros y los propietarios de los botes palangreros, coinciden con que los tiburones se pescan mayoritariamente en alta mar.
En este enlace se puede descargar el mapa en PDF.
¿Quiénes pescan tiburones?
Bitácora Ambiental ha revisado los registros de pesca de 12 palangreros y el 60% registró más tiburones capturados que otras especies como dorado, pez vela o túnidos, pero no se conoce oficialmente la magnitud de las capturas. Los registros están clasificados como confidenciales por el Ministerio de la Producción de Ecuador.
Los armadores de barcos palangreros consultados son conscientes de que pescar tiburones causa un impacto en mar, por lo que están en búsqueda de artes de pesca alternativas o de modificar las que tienen para que los tiburones no queden atrapados en ellas, pero esto tienen un alto costo económico. “Los anzuelos especiales que podrían evitar que los tiburones mueran con el palangre cuestan entre tres y cinco dólares adicionales, y necesitaríamos como dos mil dólares por viaje o más”, dijo el propietario de un palangrero que solicitó la reserva de su nombre.
Además, indica el informante, en Manta trabajan 70 barcos palangreros exclusivamente para la pesca de tiburón. Estos barcos no están controlados ni por el Ministerio de la Producción ni por la Armada ecuatoriana.
No son solo los palangreros los responsables de la pesca de tiburones; también participa la flota atunera ecuatoriana. Sin embargo, Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesca (CNP), minimiza la captura de tiburones en la flota atunera y en general en la industria pesquera del país. “He visto estadísticas que en Ecuador se capturan 6.000 toneladas de tiburones al año, eso es el 1% de toda la pesca. Hay otros países como Indonesia, España y Estados Unidos que pescan 126.000 toneladas de tiburones. En la flota atunera, la captura incidental es el 1,8% del total de la pesca. Lo que representa 4.500 toneladas de pescado que no son objeto de pesca; entre estos se encuentran tiburones, marlines y otras especies. En todo caso, solo muere un tiburón por lance”, dijo Leone.
Con los datos del informe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) “Captura incidental y pescado distinto del atún capturado en redes de cerco (la mayoría de los buques atuneros) en el mundo”, se determina que en promedio el 0,5% de la captura incidental corresponde a varios especies de tiburones y de esa medida se deduce que la flota atunera ecuatoriana habría capturado incidentalmente 1.363 toneladas de tiburones en 2021. Lo que no existe es información específica sobre la pesca incidental de tiburones que realizan los atuneros y palangreros ecuatorianos.
Los barcos atuneros industriales utilizan una red de cerco que se extiende por cientos de metros y bordea los cardúmenes. Los barcos nodriza son mucho más pequeños y utilizan el palangre, que es un palangre del que cuelgan cientos de anzuelos.
Respecto a la captura incidental de tiburones por buques atuneros de diferentes países que operan en el Pacífico, información generada por la FAO indica que entre 2015 y 2018 esta fue de 410 toneladas de tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis). Esta cifra es baja si se compara solo con las exportaciones de tiburones de Ecuador, que en 2021 ascendieron a 1.089 toneladas de tiburones según el SENAE, o 1.363 toneladas de tiburones como se calculó anteriormente como pescadas en ese año por cierto.
Víctor Restrepo, Vicepresidente científico de la Fundación Internacional para la Sustentabilidad de la Comida del Mar (ISSF, en inglés) en declaraciones a Bitácora Ambiental reconoció que la incidencia de la pesca incidental de tiburones en la industria atunera no es despreciable. “Como son pesquerías tan grandes (la pesca con redes de cerco), tienen un impacto. En cuanto al palangre, en muchos casos la captura de tiburones es su objetivo, ya que los pescan para consumo humano".
Por la falta de un sistema de control público que informe sobre el origen de la pesca, no se puede establecer cuántos tiburones, de los que se exportan y consumen en el Ecuador, provienen de la flota cerquera, ni de los buques y barcos palangreros.
Ante la comercialización masiva de tiburones en el mundo, WWF España,en el documento “La red de carne de tiburón y raya, una inmersión profunda en un asunto global 2021”, recomienda implementar legislación para armonizar las categorías de desembarque, mercado y comercio; y, mejorar drásticamente los sistemas de trazabilidad y seguir las normas a las que están registrados”.
En la Unión Europea, por ejemplo, las regulaciones sobre el etiquetado de productos del mar determinan que se debe especificar: las especies, artes de pesca y el origen. Estas disposiciones se implementan por completo para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas sobre sus compras.
Pero como se ha descrito en la primera parte de esta cobertura periodística sobre alta mar, en Ecuador la trazabilidad de la pesca es una asignatura pendiente.
“A pesar de que Ecuador tiene un reglamento para la Ley de Pesca y que fue elaborado con el aporte de la Unión Europea, no aplica ni contempla medidas para proteger a los tiburones, como un límite máximo para la captura incidental”, Cristina Cely, activista contra la pesca INDNR
Uno de los 320 barcos palangreros de Ecuador en la rada del puerto de Manta, junto a él, las fibras o lanchas de pesca que llevan el palangre. Foto: Franklin Vega
¿Cómo pesca la flota palangrera?
Según una fuente que también pidió el anonimato, el Ministerio de la Producción autorizó el registro 320 barcos nodriza o palangreros, los cuales remolcan cada uno hasta 10 lanchas de fibra de vidrio y en total suman más de tres mil. Estas últimas miden de 7 a 12 metros de eslora, utilizan el palangre o long line y llevan sus capturas a las bodegas del barco “nodriza” que tiene una capacidad de 64 toneladas de pescado en sus bodegas, donde la pesca se refrigera.
Según la ley, los palangreros, que también son llamados nodrizas (porque remolcan hasta 10 barcos de pesca) y realizan viajes de pesca de tres semanas, de las cuales dos semanas permanecen en alta mar, están clasificados como industriales, sin embargo, el 320 registrados tienen una longitud media de 22 metros. Este es uno de los temas que los propietarios de las embarcaciones (con cascos de madera) solicitan reformar en la Ley de Pesca porque el volumen de su pesca es inferior a las industriales.
Sin embargo, los propietarios de los palangreros no quieren ser considerados industriales. Mariana Quijije, líder de la organización Otras pesquerías, ha señalado que las embarcaciones de madera de 18 metros no pueden ser consideradas industriales. “Esta medida beneficia a otros sectores (pesca industrial)”. A pesar de ello, los palangreros se encargan de capturar miles de tiburones; causan un gran impacto en el ecosistema marino. Bitácora Ambiental ha publicado varios informes sobre el impacto de la pesca por parte de los palangreros.
“La flota palangrera es responsable de casi el 90% del total de la pesca artesanal en Ecuador. El Ministerio de la Producción nunca te dirá cuántos tiburones se capturan porque algunos armadores también están involucrados en el tráfico de drogas y combustible. Mejor cuídate, si vas a seguir preguntando”, advirtió el informante. El artículo en este enlace da cuenta de la pesca INDNR en Ecuador.
Especies de tiburones con exportación controlada
En la foto un tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis). Foto tomada de Océanothèque
Los nombres comunes de los tiburones cambian según el puerto. Cada grupo de pescadores y comerciantes los nombra según sus características físicas. No obstante, apelativo más frecuente para los tiburones en Ecuador es tollo o toyo y bajo esta denominación están todas las especies de tiburones.
A continuación se detallan las especies reguladas por el MAATE y para las cuales se emiten permisos CITES para su exportación. El contar con un permiso CITES significa que cada gobierno tiene la obligación de establecer controles estrictos para su comercio internacional.
Alopias pelagicus: tiburón zorro, amargo o rabón, está catalogado como vulnerable en la lista de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).
Alopias superciliosus: tiburón zorro ojón, tiburón zorro, rabón o rabudo se lo encuentra en los mares tropicales y está catalogado como vulnerable en la lista de (UICN).
Isurus oxyrinchus: tiburón mako, marrajo común o de aleta corta, tiburón tinto, catalogado como en Peligro según la UICN.
Carcharhinus falciformis: tiburón sedoso o mico catalogado como de Preocupación menor según la UICN.
Con base en los datos recopilados para este informe, se puede inferir que Ecuador necesita con urgencia transparencia y acceso público a datos de pesca detallados para todas las pesquerías.
Los tiburones se pescan para exportar sus aletas y las cifras oficiales de este negocio no coinciden con lo autorizado por el MAATE y los registros de exportación. Un desfase de 15 millones de dólares en los registros de pesca es uno de los elementos que demuestran que la cadena de comercialización del tiburón no es controlada ni transparente. Esa cifra, comparada con la contribución de la pesca a las cuentas nacionales, parece insignificante, pero al considerar el daño ambiental que deja a los ecosistemas marinos sin depredadores tope, es claro que la pérdida es incalculable.
Este informe fue producido con el apoyo de Earth Journalism Network de Internews.
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