Desde el 12 de julio del 2021 empezará la captura de pepinos de mar, este animal pariente de las estrellas de mar se considera una plato de lujo en China. Al igual que las aletas de tiburón. El 8 de junio se autorizó, en base a un estudio cuestionado, un cupo de 600.000 holoturias durante 60 días con una talla mínima de 20 centímetros de largo. Este estudio no ha sido presentado al público. En las islas, en promedio cada kilo de pepino se paga a USD 80, pero en el mercado asiático cuesta entre 1.000 y 1.200 dólares. Los pescadores piden que se les pague mas de USD 5 por cada pepino de mar y que el comercio de las holoturias se abra a todos los comerciantes para que se mejore el precio.
Pepino de mar en el fondo marino. Foto: Archivo particular Alex Hearn
El 8 de junio, en el Día Mundial de los Océanos, mientras Panamá anunciaba la creación de una nueva reserva marina y el Senado de Estados Unidos aprobaba la prohibición de comercializar aletas de tiburón; en Galápagos se acordaba abrir la pesquería de pepinos demar (Isotichupus fuscus) una especie de equinodermos, animales emparentados con las estrellas de mar y que en Asia se consideran una delicia gastronómica.
El Parque Nacional Galápagos (PNG) convino con el sector pesquero artesanal de las islas, la captura de 600.000 pepinos en 60 días o lo que ocurra primero, a partir del 12 de julio. Las condiciones para la pesca de pepinos son que tengan una talla mínima de 20 cm de largo para pepinos frescos; el Parque únicamente monitoreará pepinos frescos y en salmuera; a la vez que recalcó que no se permitirá el comercio de pepinos secos, como los decomisados por la Policía el 30 de marzo del 2021 en Puerto Ayora, isla Santa Cruz.
Danny Rueda, director del PNG, señaló que es lo que está establecido en el calendario pesquero quinquenal (2016-2021), el cual establece autorizar la recolección de pepinos si se evidencia una recuperación, con una densidad poblacional mayor a 11 pepinos por cada 100 metros cuadrados.
Rueda difundió por redes sociales el estudio del 2008 “Puntos de referencia objetivo para la pesquería de pepino de mar (Isostichopus fuscus) en la Reserva Marina de Galápagos”, que se utilizó como insumo principal para definir la densidad mínima de los pepinos de mar, la cual ha descendido desde el inicio de su captura regulada por el Parque Nacional Galápagos.
Alex Hearn, uno de los autores del documento, cuestiona la validez del mismo. “Es cierto que soy parte del estudio, pero no estoy de acuerdo con la densidad señalada porque no existe justificación biológica para ese numero. A pesar de esto, la Junta de Manejo Participativo (JMP) adoptó esa pauta”. Para el investigador, los criterios políticos han primado para autorizar la pesca de pepinos en las islas. Esa no es la primera vez que se ha abierto la pesca de pepinos con tallas menores, así lo reconoció Grace Unda, dirigente pesquera de Galápagos en un trino.
Bitácora Ambiental solicitó a Rueda también el detalle de los monitoreos donde se establece que la densidad de los pepinos es mayor de 11 animales por cada 100 metros cuadrados y ofreció que estaría en la página web del PNG en dos días, pero hasta el momento no se encuentran publicados.
Por el contrario en el 2020, se publicó el estudio “Overexploitation and More Than a Decade of Failed Management Leads to No Recovery of the Galápagos Sea Cucumber Fishery”, La sobreexplotación y más de una década de gestión fallida no llevan a la recuperación de la pesquería de pepino de mar de Galápagos.
Los autores Ramírez-González Jorge, Moity Nicolas, Andrade-Vera Solange, Reyes Harry concluyen que: "las medidas de manejo no han evitado la sobreexplotación de pepinos de mar desde hace más de una década. La recuperación de la pesquería en un escenario no pesquero, no se cumplirá para el 2030".
Para lograr la recuperación de las poblaciones de pepinos proponen "la extensión de la veda total del pesquería y cambiar los indicadores de gestión actuales. El estudio evidencia que las medidas de manejo tomadas con poca base científica pueden tener un efecto generalizado sobre los recursos naturales”.
Gustavo Manrique, ministro del Ambiente, acotó que la temporada de pepinos se autorizó en base a criterios sociales y ambientales. “Es fácil criticar desde la ciudad, cuando se puede tener alternativas de ingresos, pero la realidad en las islas es dura, por eso se autorizó la captura de pepinos con regulaciones”.
La pregunta que se quedó en el aire fue el porqué no se establecieron cuotas por cada pescador, para así evitar que se produzca una competencia por los, cada vez más escasos, pepinos de mar y que los mismos pescadores no sufran percances.
Captura de pantalla del calendario pesquero del Parque Nacional Galápagos 20-21
El PNG recalcó que los pepinos se podrán pescar en los sitios autorizados de las islas Española, Fernandina, Floreana, Isabela, San Cristóbal y Santa Cruz. Además, el semillero de pepinos ubicado en Canal Bolívar (entre las islas Isabela y Fernandina) permanecerá cerrado. Además, se indicó que la venta de pepinos será solo a través de comerciantes autorizados. Sobre este punto, los pescadores piden que esa medida se revise, ya que con más comerciantes, se puede mejorar el precio que se paga a los pescadores.
Una factura social y ambiental
La pesca o recolección de pepinos de mar en Galápagos se puede comparar con la fiebre del oro en el lejano oeste. Prácticamente todos los pescadores se volcaron a sacar pepinos como pepitas de oro del lecho marino.
Desde 1999, cuando se formalizó la captura de holoturias esta escaló hasta el 2015. Pero la actividad se realizaba desde los 90 en las islas, al punto que en 1994, encontraron pepinos ilegales en la casa de una diputada de Galápagos.
Los 900 pescadores se convirtieron en buzos con compresor, se sumergían y recolectaban los pepinos del fondo marino, llegando a ganar mil dólares diarios. Las pangas se acondicionaron para llevar un compresor de aire, un generador y decenas de metros de mangueras. En tierra o en barcazas se instalaron cocinas para cocinar y luego salar los pepinos de mar capturados
Esta actividad generó en 1999 3,5 millones de dólares, para el 2000 el monto casi se triplicó y se generaron nueve millones de dólares, por cada pepino se pagaba un dólar. El auge de la pesca de pepinos aumentó hasta el 2005, para el 2006 se intentó hacer una veda, pero no fue hasta el 2015 cuando se logró frenar la recolección de holoturias.
Pero esta bonanza tuvo una factura ambiental y social. Los accidentes de buceo eran frecuentes entre los pescadores, sus inmersiones son de 20 o 30 metros y en ocasiones no respetaban el procedimiento para salir a la superficie sin realizar una descompresión adecuada. Se instalaron cámaras hiperbaricas en Puerto Ayora para salvar la vida de los pescadores, todo el esfuerzo valía la pena por los dólares.
La factura ambiental, se muestra en el declive de las poblaciones de pepinos de mar. En las primeras pesquerías, las cuotas de captura se expresaban en millones de pepinos; para el 2021 son 600.000. No hay más pepinos en las islas.
Un pescador que pidió mantener su nombre en reserva acota que “todo ese dinero que se generó durante 15 años, por la venta de los pepinos de mar, en su mayor parte no fue bien invertido. Las esposas de algunos compañeros pescadores se quejaban de gastos suntuarios, licores raros y caros, mucha prostitución... Unos pocos colocaron el dinero en otras actividades, mejoraron sus lanchas o compraron terrenos”.
¿Quién se beneficia de la venta de pepinos?
Captura de pantalla de la entrevista realizada vía Zoom con el Sr. Ministro del Ambiente.
Cada plato de pepino de mar se vende entre 50 y 70 dólares en China y se lo considera un bocado de lujo y cuya preparación requiere de un largo proceso de hidratación y cocción. Pero para llegar a las cocinas de lujo de Asia, debe cruzar el océano y varias manos entre comerciantes locales, intermediarios y exportadores.
En las islas solamente se queda una fracción mínima del dinero que se produce por la venta de pepinos de mar. Se paga en promedio 80 dólares el kilo de holoturias; mientras que Asia el valor está entre 1000 y 1200 dólares. Para este año, los pescadores piden que el precio de pepinos se incremente sobre los 5 dólares que se pagaron en el 2015, lo que significaría un monto de tres millones de dólares.
Es decir, los intermediarios ganan aproximadamente mil dólares por kilogramo de pepino; esta utilidad alta, hace que para asegurar su venta, los comerciantes asiáticos otorguen adelantos a los pescadores y así comprometen sus capturas.
El ministro Manrique señaló a Bitácora Ambiental que en el tema de las exportaciones, es el intermediario quien se lleva la mayor ganancia, que lo vivió en carne propia cuando fue exportador de frutas que “dio instrucciones al Parque Nacional Galápagos para que se mejore las condiciones de venta a los pescadores”. Sin embargo, no se amplió el tema ni se dijo cómo logrará esto.
Los recursos naturales del Ecuador sirven para que unos pocos comerciantes asiáticos se enriquezcan. Además, las labores de control requieren de más recursos económicos para pagar combustible, personal y otros insumos necesarios que los asume el Parque Nacional Galápagos, en las jornadas anteriores, el monitoreo de la temporada de pepinos de mar, le costó al Estado más de 200.000 dólares. Al final los pescadores esperan obtener por lo menos 3 millones de dólares sin pagar impuestos o tasas al Parque Nacional.